La salud de la Presidente


Tema de la semana: la salud de la Presidente. No es una campaña, salvo versiones de su entorno y médicos que analizan su historia clínica. Hay otro análisis de un célebre neurólogo, mucho más ponderado.

Los inconvenientes de salud que sufre la Presidente, cada vez más frecuentes, han despertado un rumoraje en la clase política, empresaria y curiosamente en la trabajadora o en la grey triste de los desocupados. En los dos primeros casos por versiones provenientes del cuerpo médico que la han tratado. Entre los humildes acosados por el temporal de la inflación, inundaciones y de la inseguridad frecuente, la tele difunde personas atormentadas por estos males y con el agua hasta las rodillas, imprecando por la ausencia de la Presidente sobre sus males. Es un tema, imaginar a la Señora en cama por una baja de presión entre las penas y el malestar de la gente. Es un sentimiento que permea.
Los principales encuestadores señalan a la Señora entre 36 y 38 puntos y con una baja apreciable en las provincias; un dato nuevo. Los gobernadores fruncen el ceño. Y hablan, incluyendo al tucumano José Alperovich, cuya mirada sobre el presente económico no es auspicioso; más bien lo contrario.

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Las versiones sobre la salud de la Presidente parten de medicastros(en toda la extensión de la palabra) que se hacen unos pesos con las enfermedades del poder y que se sepa no son males de la Presidente y cuentan con información científica. También opina una máxima autoridad de la neurología, con actividad y obra internacionales, pero que no cuenta con estudios reales y concretos sobre la paciente en particular.

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El Síndrome de Moria, es un Síntoma Orgánico de la Personalidad cuya lesión orgánica se encuentra localizada en los lóbulos frontales. La localización a este nivel de la lesión orgánica condiciona que sus manifestaciones más características sean: alteraciones de la memoria, disminución de la atención y escasa capacidad de concentración, de funciones mentales, afectación de capacidad de juicio, la inestabilidad afectiva, falta de juicio crítico o previsión, desinhibición, euforia inmotivada, chiste fácil, tendencia a bromear, egocentrismo y tendencia a la satisfacción inmediata de los apetitos, irritabilidad…

Se manifiesta en una inclinación a bromas estúpidas, con pérdida de inhibiciones aprendidas en la infancia, que se observa en otras afecciones del cerebro.

Se caracteriza por una pérdida de la inhibición con euforia, tendencia chistosa y falta de control en la conducta social. Puede asociarse a una intolerancia a la frustración, accesos depresivos súbitos, apatía.

En algunos contextos aún se sigue utilizando el término “Enfermedad de Pick” para hacer referencia al síndrome clínico general de afección lobular frontotemporal, profesionales llevan a recomendar que el término se utilice únicamente en referencia a este subtipo particular de patología neurodegenerativa La Enfermedad de Pick provoca la destrucción progresiva de las células nerviosas del cerebro… Estos cuerpos de Pick contienen una forma anormal de las proteínas tau, que se encuentran de forma natural en todas las neuronas. La presencia de estos cuerpos, junto con la de las denominadas “células de Pick” es lo que define histológicamente esta enfermedad.

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Este síntoma se produce en relación al lóbulo frontal pueden originar una pseudopsicopatía y una pseudodepresión que lleva al enfermo a la pérdida del apetito, a una profunda tristeza y un llanto frecuente.

Los síntomas más comunes pueden variar según la persona, ya que algunos presentan una desinhibición social bastante pronunciada que le lleva al incumplimiento de normas sociales, abandono de toda responsabilidad, tendencia al chiste y a la risa fácil, las relaciones interpersonales se deterioran, pudiéndose mostrar apáticos, abúlicos y con una falta notable de autocrítica.

La manifestación de la enfermedad de Pick se produce a los 40 ó 50 años, aunque se puede presentar en sujetos mayores. La duración es de entre 3 y 17 años, con un valor medio de unos 8 años.

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La consulta a un prestigioso neurólogo que no fue consultado ni conoce la histórica clínica de la Presidente evita presunciones. Dice que los síntomas que se advierten en la Presidente -retirada social, euforia, llanto y expresiones fuera de tono- pueden deberse a datos de una personalidad bajo una tensión permanente en un sitial eléctrico como es la Presidencia de la Nación. Recomienda prudencia antes de formular un diagnóstico. No por ello deja de observar el curso de las reacciones presidenciales.

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Lo cierto es que la Presidente está aislada. Los comentarios nacen de su propio gabinete de ministros (que se dicen maltratados y que se quieren ir, de los gobernadores y antiguos amigos y frecuentadores del matrimonio Kirchner.) Hay quejas, lamentos y hasta resentimiento por el trato recibido. La visita diaria que recibe la Presidentes es la de la profesional masajista y su trato con sus subordinados y planta de servicio es lacónica.

Carlos Zannini y Héctor Icazuriaga manejan la agenda. Axel Kicillof -bajo observación- tiene iniciativas y voz. Los gobernadores tienen dos idiomas: el reservado y el que emplean con la Presidencia. Los ministros hablan con periodistas y empresarios. Quieren irse. Sin dignidad afirman que no los dejan, Julio De Vido a la cabeza. El canciller Timerman y Nilda Garré son impermeables a la vergüenza ajena y a la propia. Un caso increíble: Un ministro político que susurra a algunos de sus interlocutores que no participa de la estrategia presidencial. Eso es todo. ¿Verdad o rumores? Lo cierto es que la conducta de la Presidente es otra de la que fuera.

7 Miradas, editada por Luis Pico Estrada
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