Los candidatos estuvieron recorriendo estados clave para conseguir votos que les aseguren la victoria en una elección muy reñida.
Los candidatos a la presidencia estadounidense, Barack Obama y Mitt Romney, afrontaron ayer el último día de campaña antes de las elecciones, que se celebrarán hoy, con una nueva gira vertiginosa por los estados bisagra, con el objetivo de arañar hasta el último voto que les permita deshacer el empate técnico en el que están. En vez de esgrimir argumentos nuevos, el demócrata y el republicano, que llevan desde el fin de semana embarcados en una intensa disputa, prefirieron volver a defender los puntos que a su juicio los diferencian, haciéndolos el mejor candidato, a la par que redoblaron los ataques a su adversario.
“Debemos preservar lo conseguido y seguir adelante”, reclamó el demócrata Obama desde su primer acto, en Wisconsin, en el que, al igual que en otros a lo largo de la jornada, hizo un repaso de los éxitos de su mandato, como acabar la guerra de Irak, impulsar la reforma santiaria o cortar la sangría económica. “Nuestra tarea todavía no está compleatada porque esta nación no puede tener éxito sin una clase media vibrante y creciente”, subrayó en palabras que ya repitió en incontables ocasiones los pasados días.
Romney tampoco varió su mensaje, basado en presentarse como el “verdadero cambio” tras la decepción que, afirma, implica el mandato de Obama. El republicano acusó a su rival de “haberse preocupado más por cumplir una agenda liberal que por reparar la economía”, que él está seguro de poder revitalizar.
Acompañado por el rockero Bruce Springsteen, Obama hizo una última gira en el Air Force One, el avión presidencial, que lo llevó de Wisconsin a Ohio, para acabar la jornada en Iowa. Romney, en tanto, viajó desde Florida a Virginia, para continuar la jornada en Ohio y terminar en New Hampshire. Un sondeo de CNN muestra un empate con el 49% de los votos, lo que anticipa una de las elecciones más ajustadas de la historia.
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