Hugo Moyano finalizó su encuentro con Mauricio Macri y se reunió dos horas y media con Alberto Fernández. El ex jefe de Gabinete y el camionero hablan varias veces por semana y no suelen hacerlo con sutilezas: “La foto con Macri me pareció horrible”, le dijo Fernández. Al otro día, un operador le hizo llegar bien temprano al jefe de la CGT un mensaje de Roberto Lavagna: al ex ministro de Economía, al que desde varios sectores intentan seducir para que sea candidato a senador por la Capital, tampoco le causó gracia aquel encuentro, por más efímero que haya sido. Esa misma tarde, el propio Facundo Moyano dijo que le costaría demasiado apoyar una eventual fórmula con el jefe de Gobierno. Y 24 horas después, el PRO votó con el oficialismo una de las leyes más repudiadas por el sindicalismo.
Moyano, al cabo, terminó por asumir puertas para adentro de la CGT que la foto, lejos de aportarle el rédito que buscaba (“Yo tengo que hacer todo lo que no hace Cristina”, insiste el camionero en sus conversaciones privadas), arrojó saldo negativo. “Con Macri hablamos dos o tres pavadas”, buscó desembarazarse en el estudio de Código Político, en TN .
Esta nota parecería hablar de Moyano. Pero en buena parte habla de Macri. Al conductor del PRO le sigue costando hacer pie cuando cruza la General Paz. La construcción nacional para 2015 va a paso lento y los peronistas que imagina como aliados le huyen . No lo ven como una opción confiable, lo ningunean. “No es peronista”, repiten desde José Manuel de la Sota hasta los intendente más versátiles.
Por más que Macri aparezca visualizado en la mayoría de las encuestas como el opositor más tenaz a la Casa Rosada, su candidatura presidencial parece atada a dos cuestiones. Lo asumen en el propio macrismo. “Hoy la estrategia es esperar, esperar y esperar. gestionar y no meter la pata”, contó el jueves un dirigente de peso que venía de una reunión con uno de los ministros de perfil más político. ¿Esperar qué? Por un lado, que se profundice la caída de la imagen de Cristina ; por otro, que no surja ninguna alternativa que pueda aglutinar desde sectores sociales que votaron a regañadientes al kirchnerismo hasta sectores sociales que nunca creyeron en “el modelo”. Siempre que deshoja la margarita, Macri piensa en Daniel Scioli. Y, aunque charla seguido con él, no sabe qué hará de su futuro.
Macri también tiene problemas en su partido. Quien parecía su as para 2013, Gabriela Michetti, no sólo le dijo que no a saltar a la Provincia. Fue una de las que no se privó de cuestionar la foto con Moyano: “No nos podemos olvidar del estilo de Moyano. No es el de sindicalista moderno, es decir, democrático”.
Fuente: Clarìn