Descartado para el domingo por una tendinitis rotuliana crónica, Trezeguet viajará a Mónaco con uno de los PF. Intentará acelerar su recuperación en medio de su segunda audiencia de divorcio. ¿Así estará en el superclásico?
Se le hace agua la Boca. Tanto, que se llenó de espuma…
La novela de la presencia (o ausencia) de David Trezeguet en el superclásico tiene un nuevo capítulo todos los días. En principio, el único inconveniente era el viaje que el capitán debe emprender a Mónaco por una audiencia de divorcio que lo alejará de los entrenamientos al menos desde el domingo a la noche hasta las primeras horas del jueves. Pero a ese compromiso ineludible se le sumó una lesión crónica que el goleador sufre cada vez más. Por esa tendinitis rotuliana en la rodilla izquierda, la misma pierna en la que padece una constante molestia en el tobillo, el 7 no jugará ante Quilmes. Y eso le agrega más suspenso todavía a su asistencia en el clásico.
David no es el mismo delantero del semestre pasado, en el que convirtió 14 goles en 21 partidos (jugó 19 de la B Nacional y dos de la Copa Argentina). Su efectividad cayó en picada y convive constantemente con dolores en sus articulaciones, lo que le impide entrenarse con intensidad durante la semana y, por ende, afecta su condición física. El francés es consciente de que está lejos de su nivel futbolístico y, más todavía, de su mejor estado. De hecho, en estos días se la pasó yendo de la camilla al gimnasio. Se sometió a horas de kinesiología y fortaleció sus piernas, pero no tocó la pelota. O sea, la respuesta de su lesión ante una exigencia similar a la de un partido es una incógnita. Para colmo, los últimos estudios que se realizó no arrojaron un resultado positivo.
El panorama no es para nada alentador, ya que el viaje a Mónaco (estaba programado para el lunes pero se adelantó 24 horas) le quitará a Trezeguet días enteros de tratamiento. Incluso, si todo sale de acuerdo con lo planeado (tiene pasaje para volar a Buenos Aires el miércoles a la noche), el goleador regresaría recién para la práctica formal de fútbol previa al River-Boca, el próximo jueves. ¿Cómo lo hará? Con cuatro vuelos encima, una molesta lesión en su rodilla y tres días sin entrenar con el plantel, a pesar de que el PF Guido Bonini lo acompañará a Francia.
Cualquier otro jugador en esa situación personal, física y futbolística ya estaría descartado para el superclásico. Trezeguet, en cambio, al menos iría al banco. Se trata de un caso especial por su trayectoria, porque es el capitán y símbolo de este River y porque Almeyda no se puede dar el lujo de prescindir de él en el partido más importante del torneo. Además, David siente la necesidad de jugar contra Boca para cumplir con un sueño de hincha y porque sabe que puede ser su única oportunidad de vivir un superclásico desde adentro: en diciembre se volvería a Europa. Ya lo avisó: “Voy a estar contra Boca”. Tal vez por esa obsesión prefiera no arriesgarse ante Quilmes. El capitán quiere ser titular en el Monumental. Pero, ¿llegará en condiciones? ¿Se bancará ir al banco? ¿Qué pasa si Luna la rompe este domingo? Almeyda trata de evitar que el superclásico le tape la cerveza, aunque la situación de Trezeguet le quemó etapas. Y le llenó la Boca de espuma.
ole.com