Cristiano Ronaldo y el fado portugués

La pobre actuación del jugador del Real Madrid ante Rusia e Irlanda del Norte ejemplifica el irregular papel luso hacia un Mundial que se les complica.
La alegría se transformó en lamento, la fiesta dio lugar al funeral. Portugal se ha complicado sus opciones de clasificarse para el Mundial de 2014. Su derrota frente a Rusia (1-0) y su empate (1-1) ante Irlanda del Norte han hecho saltar las alarmas en un combinado que no se pierde una gran competición internacional desde 1998.

Cristiano Ronaldo fue el protagonista del encuentro ante los británicos, para lo bueno y para lo malo. El crack del Real Madrid recibió, de manos de Luis Figo, recordman luso de internacionalidades con 127, una placa para conmemorar su partido número 100 con la selección portuguesa.

El público coreaba su nombre y desplegaba pancartas en las que le calificaban como el «mejor jugador del mundo». Con el partido ya en marcha, bajo una intensa lluvia y ante el irregular juego de Portugal, la euforia inicial se fue tornando en tensión y amargura. No solo con Cristiano, si no con todo el equipo dirigido por Paulo Bento.

Tras el pitido final, Ronaldo se duchó, se vistió, se peinó y desapareció del Estadio do Dragao de Oporto sin hacer la más mínima declaración. El delantero del Madrid había comenzado el partido entonado, probando hasta tres disparos en los primeros minutos. Con el paso de los minutos, se fue diluyendo.

«Ronaldo fue el rostro de una exhibición muy pobre, en la que Portugal tuvo mucho el balón (72 por ciento), pero, una vez más, no supo qué hacer con el», publicaba el Diario de Noticias. Y el combinado luso estuvo cerca de sufrir una derrota histórico si no fuera por el gol de Helder Postiga a 11 minutos del final.

Jugadores y cuerpo técnico portugueses no escondieron su decepción, aunque imperó un mensaje de tranquilidad. «Ya nos recuperamos de cosas peores, no vamos a dejar de luchar», prometió el portero Rui Patricio. «Estos resultados complican, pero no todo esta perdido», añadió el centrocampista Joao Moutinho.

«Ahora tal vez tenemos que sacar la calculadora y pensar en clasificarnos a través de los playoffs, como lo hicimos casi siempre en torneos recientes», afirmó Paulo Bento, que accedió al cargo en sustitución de Carlos Queiroz con el equipo en una selección similar en la fase de clasificación para la Eurocopa 2012.

La fiable Rusia de Fabio Capello lidera el grupo con pleno de victorias (cuatro en cuatro partidos) y el segundo puesto lo ocupa Israel, empata a siete puntos con los portugueses. Ante el delicado momento, todo el mundo mira hacia la gran estrella. Cristiano Ronaldo lleva tres partidos sin marcar con su selección, un combinado que tiene una media de 1,4 tantos por partido en sus últimos 10 duelos.

El futbolista blanco ha anotado esta temporada 14 goles con el Real Madrid y dos con su selección. Con la camiseta de Portugal, CR7 nunca se ha destacado por ser un goleador consumado, aunque sus cifras no son malas. En la pasada Eurocopa anotó tres goles que ayudaron a su equipo a llegar hasta cuartos, donde cayó frente a España.

En la fase de clasificación para el torneo celebrado en Polonia y Ucrania, Cristiano marcó cinco tantos (lejos de los 12 de Huntelaar, máximo anotador), a los que sumó otros dos en el playoff ante Bosnia-Herzegobina.

Portugal ha sido un habitual en los últimos grandes torneos internacionales desde 1996. Aunque se perdió Francia’98, sí estuvo en el resto de Mundiales y Eurocopas. Si miramos su historia, sin embargo, descubrimos que este momento es excepcional.

Antes de la Euro’96 de Inglaterra, donde llegó hasta los cuartos, los lusos solo habían disputado la Eurocopa de 1984 y las Copas del Mundo de 1966 y 1986. Eso sí, su participación en estos torneos siempre fue acompañado de éxito. Con Eusebio, la perla negra, dieron una exhibición que les llevó hasta semifinales en Inglaterra en la década de los sesenta.

Veinte años después, una exitosa generación le disputó un puesto en la final de París a los franceses comandados por Michel Platini y dos años después luchó en el igualado Grupo F del Mundial de México, aunque los portugueses quedaron últimos a solo un punto de Inglaterra y Polonia y a dos de Marruecos, que acabó primera.

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