La presión sobre Bashar Al Assad sigue en aumento

Los ministros de Asuntos Exteriores de la Unión Europea se reúnen hoy en Luxemburgo para aprobar nuevas sanciones contra Siria, pactadas de antemano, con el abierto propósito de obligar al presidente Bashar Al-Assad a abandonar el poder.

A pesar de no poder haber alcanzado un acuerdo con Rusia, la Unión Europea a congelado los fondos de dos empresas y 28 partidarios de Al Assad negando también el visado. En poco más de un año, el bloque europeo ha aprobado 20 paquetes de sanciones que afectan a 181 personas y 54 compañías. Como parte de las sanciones, la Unión Europea acordó la revisión de barcos y aviones para detectar el traslado de armas, lo cual fue calificado por Rusia como una violación a la soberanía nacional.

Una guerra entre Siria y Turquía parece ser la única alternativa más viable que le queda a Estados Unidos y sus aliados para terminar con el gobierno de Bashar Al Assad, pero el precio de esta opción podría ser muy elevado. La guerra civil lleva ya más de un año y medio sin avances significativos, las relaciones entre Turquía y Siria están desde el inicio del conflicto en un alto grado de tensión, en la medida que Ankara facilita su territorio a los enemigos de Bashar Al Assad para lanzar ataques en territorio sirio. Además el gobierno turco cerró su espacio aéreo a vuelos civiles sirios, según aseguró el ministro turco de Relaciones Exteriores, Ahmet Davutoglu. Tal decisión se produce en respuesta al gobierno de Siria, que había adoptado una medida igual contra aviones turcos.

En caso de que estallara un conflicto entre ambos países, Turquía miembro de la OTAN tendría el inmediato apoyo de sus aliados, y facilitaría a la Alianza Atlántica la excusa para intervenir directamente en Siria. Pero los riesgos son muy elevados ya que las hostilidades podrían levantar a los separatistas kurdos que en Turquía son unos 14 millones (el 18% de la población) quienes además recibirían el apoyo del millón y medio de kurdos que residen en Siria. En términos económicos, vale la pena resaltar que el 80 % del gas natural que consume Turquía proviene de Rusia e Irán suministro que se cortaría de manera inmediata en caso de conflicto.

Por su parte Putin, el presidente de Rusia, está decidido a frenar las pretensiones norteamericanas en Medio Oriente. Para esto y por medio de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva ha firmado un memorándum de entendimiento con las Naciones Unidas para intervenir en la prevención y resolución de conflictos. Con esto Putin planearía desplegar una fuerza de paz de 50.000 hombres en Siria con mandato de Naciones Unidas lo que acabaría con las pretensiones de una intervención por las fuerzas de occidente y del conflicto interno sirio.

La escalada de tensión sigue en aumento, y no se sabe muy bien cual es su techo, Bashar Al Assad ha rechazado un cese al fuego con los rebeldes, el cual había sido solicitado por el secretario general de las Naciones Unidas Ban Ki-Moon para poder avanzar con las negociaciones en Siria. La intransigencia del gobierno sirio con cualquier tipo de negociación, deja tres estrategias internacionales: una guerra con Turquía apoyada por Estados Unidos, una intervención de Naciones Unidas propuesta por Rusia o bien la continuación de los mecanismo implementados hasta ahora, de dar ayuda militar y estratégica a los rebeldes que se oponen al régimen.

Fuente: Rafaela