Messi quiere su revancha con Uruguay, que lo dejó sin Copa América. Y justo ayer relanzaron los vinos con su nombre. Sobran motivos para brindar esta noche.
Ojo que Leo se vino con todo…
De aquella noche fría y penosa en Santa Fe a esta presumiblemente cálida y esperanzadora en Mendoza pasaron 14 meses. Casi nada en una medición general, un montón si los parámetros se rigen por un fútbol devorado por el vértigo.
Y si de fútbol y Selección se trata, Messi es fútbol y Selección. Messi es todo. Y Messi tiene a Uruguay entre dientes desde aquella eliminación en la Copa América, un partido reivindicatorio para Leo después de un torneo en el que no la pasó bien. Porque si esa caída por penales marcó el obvio final de la era Batista y una nueva idea de refundación (una más) para nuestro balompié, también significó la refundación del 10 en celeste y blanco. Desde entonces (él no mereció perder ese clásico) se terminaron los cuestionamientos criollos por una sencilla razón: Messi fue Messi en el seleccionado.
Alejandro Sabella, ese hombre con pinta de abuelo y maestro en escalas similares, ha sido clave en esta transformación. No sólo por darle esa cinta que luce en el brazo izquierdo, sino por entregarle seriedad, lógica y bastante sentido común a su tarea (más allá de algún arrebato con cinco defensores). La conferencia de prensa de ayer sirve como genuino ejemplo de esa mezcla de moderado equilibrio y optimismo que tanto necesitaba el seleccionado. Como así también de hablar de fútbol de manera natural, sin estridencias y explicando (casi) todo.
Es ese mismo Sabella que se saca el sombrero ante Tabárez y pone ocho de los titulares en aquel mano a mano: los “distintos” son Federico Fernández, Ezequiel Garay y Marcos Rojo. Y es ese mismo Maestro el que lo imita (también repetiría ocho apellidos) pero claro, lo de Uruguay es más razonable porque es un ciclo más añejo que pasa por un momento de turbulencias, aunque de ninguna manera como para menospreciarlo. Apellidos como los de Cavani, Suárez, Forlán y Lugano generan respeto.
El que cualquier uruguayo, en definitiva, le tiene a la Argentina de Messi. Y de Higuaín, Agüero y Di María, ese Cuarteto de Nos que sostiene un equipo que ya lo es y que al mismo tiempo necesita garantías defensivas para sustentar tanto y tan buen ataque. Porque la tentación por el 4-3-3 debe tener este tipo de garantías. Solo no puede sostener al equipo.
Mendoza, agradecida, se rinde a los pies de este clásico, y también espera una revancha. Por lo de la Copa América y, además, por la última excursión a Perú. Para cerrar con una buena actuación, y un consecuente triunfo, la primera rueda rumbo a Brasil 2014. Los que ya brindaron fueron los de Bodega Bianchi, quienes le hicieron una línea de vinos a Messi y lo presentaron en sociedad.Son cuatro (dos tintos, un blanco y un espumante) que fueron lanzados semanas atrás pero que ahora, aprovechando la estancia de Leo en Mendoza, se volvieron a presentar.
Se repite Messi, sí, y es inevitable… Muchos jóvenes futboleros de ley no pudieron ver a Maradona en una cancha y este chico les da una revancha en cada partido. Esa revancha por la que va Argentina. Y Messi, claro.
Fuente: Olè