A pesar del acuerdo firmado en la Subsecretaría de Trabajo, los trabajos en la mina Potasio Río Colorado seguirían frenados hasta el martes. Sigue el conflicto por la representatividad gremial. Detrás hay una pelea política y también empresarial.
Ayer se firmó un acuerdo entre la empresa Vale y el gremio de la construcción, la UOCRA, para tomar a 150 personas que reclamaban por trabajo. Pero fue una solución virtual del conflicto, más que real. Y la muestra de ello es que el anuncio fue realizado a más de 700 kilómetros de donde realmente está el conflicto, en la mina Potasio Río Colorado.
Lo cierto es que el conflicto sigue latente, porque la base es la falta de representatividad: los desocupados que reclaman son disidentes de la conducción de la UOCRA y desde el gremio también les recriminan haberse “salido de las filas” orgánicas. Esa pelea interna no se ha solucionado.
Mientras tanto, los trabajos en Potasio Río Colorado siguen frenados y los trabajos recién volverían a la normalidad la próxima semana. Según explicaron allegados a la empresa Consorcio Río Colorado, por el conflicto hubo trabajos de fondo que se suspendieron y camiones con insumos que fueron devueltos a Buenos Aires. Además, se alteró el ritmo de francos de los trabajadores. Por eso, explican, si hoy se resuelve el conflicto los trabajos recién volverían a la normalidad el martes.
El diálogo entre los “Dragones mendocinos” y los jefes de la UOCRA no será sencillo. Incluso porque dentro de la mina hay resistencia a los delegados oficiales. Tampoco es fácil la relación entre las empresas. Recién ayer “los dueños” de la mina, la empresa brasileña Vale, intervinieron directamente en el conflicto, con la llegada del representante en Argentina, Sergio Leite con toda su comitiva. Los que conocen en detalle el tema, aseguran que el acuerdo firmado en realidad se formalizó lo que ya estaba acordado de antemano, pues sólo se incorporarán 40 personas de inmediato y el resto queda a merced de la necesidad de las empresas. Todo es como era antes, pero formalizado en un acta oficial.
Así, hay varios frentes de conflicto: uno gremial, por la representación de los trabajadores y el control sindical de las contrataciones. Uno político, entre la Municipalidad de Malargüe, la Provincia (que ha buscado mantener un curioso bajo perfil en el conflicto, a pesar de que es quien debe controlar) y hasta la Nación, pues la presidenta Cristina Fernández es la principal defensora del proyecto. Pero también hay un conflicto empresarial de fondo donde la discusión es por “el dinero perdido”. Allí entran a jugar los acuerdos internos entre Vale, Consorcio Río Colorado (Techint y Oderbrecht) y Skaska (titular de la otra UTE). Es que cada día perdido de trabajo en ese caso se mide ni más ni menos que en dólares.
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