Cabo Haitiano, Haití, 17 nov (PL) Funcionarios de Haití urgieron un alto en las manifestaciones populares que durante tres días exigen la salida inmediata del batallón nepalés de la ONU, responsabilizado de traer la epidemia de cólera al país.
El ministro de Interior, Paul Antoine Bien-aimé, hizo el llamado la víspera al visitar Cabo Haitiano (Norte), la segunda ciudad más grande de la nación caribeña y el epicentro de los disturbios que, hasta el momento, dejaron dos muertos, 16 heridos y varios presos.
Bien-aimé encabezó una comitiva gubernamental también integrada por los titulares Jacques Gabriel (Obras Públicas), Alex Larsen (Salud), Joanas Gué (Agricultura) y el director general de la Policía, Mario Andrésol.
Pero los manifestantes advirtieron que mantendrán el movimiento hasta lograr la retirada del batallón asiático, el cual arribó a Haití pocos días antes de la aparición del cólera en este territorio y luego de un brote registrado en Nepal, donde la enfermedad es endémica.
El presidente René Prevál también apeló ayer a la calma ante rumores de que las protestas se extenderán en esta jornada a Puerto Príncipe, la capital.
Según el mandatario, las barricadas impiden el traslado de recursos y ayuda humanitaria para atender a las víctimas del mal, con un saldo de mil 110 fallecidos y 18 mil 382 contagiados.
Medios de prensa informaron que las tensiones provocaron la cancelación de vuelos con jabón, equipo médico y personal a Cabo Haitiano y Puerto de la Paz, así como la suspensión de la purificación de agua en algunas localidades.
Las protestas se extendieron a varios caminos y poblados como Hinche y Gonaives (Centro). Este último ubicado entre las zonas más afectadas por la epidemia.
El incidente empeoró el lunes cuando la policía y la Misión de Naciones Unidas para la Estabilización en Haití (Minustah) utilizaron gases lacrimógenos y tiros al aire para dispersar a la población, que respondió con lluvias de piedras y barricadas de neumáticos en llamas.
Un joven murió baleado en Cabo Haitiano y otro tras recibir un tiro en la espalda de un soldado de la ONU en la localidad cercana de Quartier Morin.
La Minustah sostiene que actuaron en defensa propia.
Esta es la segunda protesta para exigir la salida de los cascos azules, instalados cerca de Mirebalais, una de las zonas más golpeada por el mal.
La población culpa a los militares por descargar fluidos fecales en el río Artibonite, en cuyas aguas se detectó la bacteria causante del mal, Vibrio Cholerae, y principal fuente de agua de las comunidades más afectadas.
Resultados preliminares de una investigación aún en curso revelaron recientemente que la cepa presente en Haití es muy común en el sudeste asiático, región donde está ubicada Nepal, pero la Minustah desechó tales argumentos y rechazó la presencia de la bacteria en el campamento nepalés.
Desde que se detectó el primer caso de cólera el pasado 20 de octubre, la epidemia se propaga con celeridad y con altas posibilidades de infectar al menos 200 mil personas.
La ONU vaticinó el lunes un crecimiento significativo en la cifra de víctimas mortales porque el brote ya invadió todos los departamentos del país, incluido Puerto Príncipe.
Esa urbe acoge al menos tres millones de habitantes y casi la mitad de ellos vive en campos de refugiados por el sismo de enero anterior, en medio de precarias condiciones sanitarias.