El Kaiser está cada vez más rodeado por los dirigentes que ven a Ramón como la solución política perfecta. A Almeyda sólo lo salvaría un triunfo o un buen nivel del equipo ante Racing. Los dos pueden salir lastimados de esta disputa que la propia CD alimentó con su silencio inexplicable.
El silencio no es de los inocentes. Porque en esta historia no los hay. El silencio es de los culpables. Los culpables de haber instalado la sombra de Ramón Díaz encima de Almeyda y de reducir un ciclo de 50 partidos a la imprevisibilidad de 90 minutos.
Culpables son Passarella y cada uno de los dirigentes que, al no emitir palabra, lejos de legitimarlo contribuyeron a avalar el tembladeral que rodea al actual DT. El ”siempre lo dije” con que Diego Turnes respondió anoche a la pregunta de si Almeyda es el Alex Fergusson de River sonó a poco. Muy poco de parte de quienes en las últimas horas debieron agregarles palabras a los hechos y no lo hicieron.
Es ya. Es ahora. Es este domingo. Al menos, en la equivocada lectura que hacen varios directivos, temerosos de la reacción de los hinchas ante un resultado que deje al equipo en zona de descenso. Pare ellos no caben dudas: una derrota contra Racing debería determinar quién se sentará en el banco de suplentes en Sarandí. Y su respuesta es obvia: el Pelado. Pero Díaz, eh, no Almeyda.
Este grupo pretende dar un golpe electoral a 15 meses de las elecciones y limitar el poder del omnipotente number one. Y si bien desde el entorno de Passarella se esmeraron en aclarar que el presidente no vería con demasiado agrado tener que soportar enfrente a Ramón Angel, el presidente tampoco hizo mucho para intentar evitarlo.
Está al tanto de que un dirigente ya se contactó con el riojano para pedirle que no hiciera declaraciones y esperara que el operativo clamor instalado en el mismísimo vestuario, en Liniers, diera sus frutos. Pero no se movió para neutralizarlo. No se movió, al cabo. Porque tampoco habló con Almeyda, con quien se presume que charlará hoy. Ayer, los contactos apenas fueron con Santiago Hirsig, nuevo representante del técnico, y su esposa Luciana, pero por otras cuestiones.
Passarella, dicen a su alrededor, apuesta a Almeyda. Si es más porque no tiene alternativas que por convicción, lo sabe él. Lo concreto es que DAP tiene en cuenta que la llegada de Ramón sería una solución política. Tanto como que reconoce que no sería una solución futbolística. Pero al Kaiser, quien se encargó de recordarles a sus íntimos los traspiés y las dificultades en la relación con los planteles que el riojano cosechó en sus últimas experiencias, se le achican las opciones: con el Muñeco Gallardo tuvo tantos o más cortocircuitos que con Ramón. ¿Y entonces? ¿Qué le pasa por la cabeza en estas horas al presidente? ¿Y a Almeyda? ¿Cómo construirán la historia desde el lunes si logran superar la prueba del domingo? ¿Partido a partido? ¿Entrenamiento a entrenamiento? ¿Cambio a cambio? El Pelado (el de Azul, Passarella, no el otro) está entero. Convencido de que va a revertir este momento. Y seguro de que, si lo logra, sobrarán la palabras. Como ahora el silencio.
Fuente: Olè