«Con este equipo vamos a salir campeones»

Después de dos meses, Riquelme volvió a verle la cara a Angelici y les tiró buena onda a sus compañeros. La salida elegante del 10 quedó a un paso del acuerdo…

La última vez que Daniel Angelici y Juan Román Riquelme se habían visto las caras, la mirada del presidente de Boca habló por él.

Ayer a la tarde, se volvieron a encontrar personalmente después de aquel 4 de julio, la noche de la derrota frente al Corinthians, la noche que cambió el paradigma de la historia contemporánea del club.

En tren de avanzar y ponerle punto final a un expediente que lleva varias fojas, Román asistió por primera vez a una reunión con los directivos de Boca (encuentros anteriores entre su mánager y los dirigentes habían sido calientes) para solucionar su situación contractual. En rigor, el cuerpo de la causa quedó resuelto de palabra: el club le pagará la deuda (cerca de 1.500.000 dólares), se mantendrá la figura de “contrato suspendido” (licencia sin goce de sueldo) y el 10 no podrá jugar en el país, salvo que abone la rescisión pactada en su vínculo. El libro de pases ya cerró en Brasil, Europa y China, tres posibles destinos que se barajaron.

“Parecía Disney”, dijo una fuente que conoce el paño y que participó de la reunión. De buen humor, entero físicamente, sin mostrar atisbos de queja, Riquelme apareció en escena junto a su representante Daniel Bolotnicoff y un asesor. Del lado de Boca, estuvieron Angelici, el Secretario General César Martucci y otro asesor, aunque el meeting no se realizó en Brandsen 805. Pero lo más jugoso, como siempre, pasó por los pies (y los labios) de Riquelme. “Con este equipo vamos a salir campeones”, se animó a pronosticar, apostando a la jerarquía de las individualidades sin fijarse tanto en el juego colectivo. Como para mostrar que él no es tan importante…

Es curioso. Desde el punto de vista legal Román mantiene su ligazón con el club. Y desde el afectivo, no alcanzaría un diario entero para contar cómo vive desde afuera las peripecias de sus ex compañeros. Mira los partidos, intercambia mensajes permanentemente con sus amigos del plantel (Clemente, Lesdema, Viatri, Rivero, Paredes) y hasta sobrevuela como fantasma iracundo de Falcioni y su paranoia, que cree que el clan riquelmista del plantel le puede jugar en contra.

En el día a día, Riquelme sigue disfrutando de los picados con sus amigos de Don Torcuato, de los asados y hasta de alguna noche de folclore. Mantiene su silencio público (no volvió a hablar luego de aquel “me siento vacío”) y permite las especulaciones a granel. ¿Jugará otra vez al fútbol? ¿Ya está retirado? ¿Regresará a Boca cuando se vaya Falcioni? ¿Terminará su carrera en el exterior? Desde su entorno dejan trascender que lo más probable es que aquel partido contra Corinthians, aquella noche de la mirada fulminante de Angelici, haya sido la última vez en botines. Pero nadie se anima a sentenciarlo. Con Riquelme nunca se sabe…

Fuente: Olé