Macri, candidato y el kirchnerismo ¿apuesta todo a la re-reelección?

La semana que pasó dejó en lo político más cuestiones relacionadas al 2015 que a la coyuntura. El jefe de Gobierno porteño ya «trabaja» en su sueño presidencial, y seduce a la oposición. Mientras, el oficialismo «ensaya» el sueño de «Cristina eterna».

La expropiación de la ex Ciccone en un trámite exprés en Diputados sólo le sirvió a la oposición para despuntar el vicio de criticar al Gobierno, esta vez, en la figura del vicepresidente Amado Boudou, vinculado en la causa en la que se investiga supuesto tráfico de influencias en la quiebra de la empresa encargada de imprimir billetes.

Por lo demás, el cómodo triunfo legislativo no hizo más que refrendar el poder del que hoy goza el oficialismo, que tras el 10 de diciembre, con el recambio legislativo, le permite tener un Congreso que funciona prácticamente a su ritmo.

Este tema fue el único fuerte de la semana que salió de la disputa electoral en ciernes, disputa que por momentos parece amenazar con «saltearse» el 2013 y discutir en términos de sucesión presidencial.

Así, la semana dejó, por un lado, el rumor cada vez más instalado de que el kirchnerismo evalúa seriamente la posibilidad de plantear una reforma constitucional que admita la posibilidad de un tercer mandato de Cristina Kirchner, aunque nadie del Ejecutivo nacional, ni de las primeras líneas K, hayan salido a anunciarlo. Todo lo contrario.

Pero la bola mediática sí tuvo eco en sectores que, sin formar parte del círculo más cercano al poder kirchnerista, suelen ser la punta de lanza para las primeras movidas fuertes.

Tal es el caso del filósofo Ricardo Forster, integrante del grupo Carta Abierta, quien admitió sus deseos personales de que se habilite la re reelección, aunque dijo que lo más importante es una reforma constitucional. Por caso, puso como ejemplo las democracias europeas, en las que el sistema parlamentario permite reelecciones indefinidas.

Pero Forster no fue el único que se refirió de manera directa a la posibilidad de que Cristina Kirchner sea habilitada para ser nuevamente candidata a Presidente: al intendente ultra kirchnerista Francisco «Barba» Gutiérrez se sumó el gobernador de Mendoza, Francisco «Paco» Pérez.
Subido a su propia movida reeleccionista (en esa provincia no se permiten dos mandatos consecutivos) pidió «no vedar de antemano» a la Presidente, y dijo que en definitiva, será «el soberano» el que en las urnas determine si merece o no seguir en la máxima magistratura del país.

Hasta el propio Daniel Scioli se sumó a la ola reeleccionista y afirmó que apoyaría una eventual nueva candidatura de Cristina Kirchner, en una declaración que también sirvió como bálsamo para el malestar que generó en filas kirchneristas con sus públicas aspiraciones presidenciales.

Entre esas voces, el senador Aníbal Fernández (cada vez con mayor actividad mediática desde que dejó la jefatura de Gabinete) descartó de plano que el oficialismo esté pensando en una movida semejante. «Digo lo que piensa el Gobierno», exclamó en tono de sentencia.

Más allá de que será el paso del tiempo el que defina la veracidad del sueño re reeleccionista, el límite constitucional actual pone al kirchnerismo de cara a su principal problema: la falta de una figura de peso que pueda suceder y continuar el poder moldeado por Néstor y Cristina Kirchner.

El fallecido ex Presidente tenía muy claro la dificultad de generar un liderazgo que pudiera garantizar la continuidad de un proyecto a largo plazo, y por eso en su armado político la alternancia en el Gobierno con su esposa le ahorraría los vericuetos para sortear límites legales.

Macri 2015

En medio de la por ahora vacía discusión por la re reelección, el que entendió cuál es el juego que la coyuntura lo obliga a jugar es Mauricio Macri.

Alejado del las discusiones públicas por el traspaso del subte, decidió salir a copar el centro del combate vestido con el traje de candidato presidencial, algo que hasta ahora sólo aparecía como un anhelo lejano.

Y en su primera semana «en campaña» logró dos reuniones
con un alto valor simbólico. El martes, encabezó una reunión con el presidente del bloque de la UCR en la Cámara de diputados, Ricardo Gil Lavedra, y otros referentes radicales de la ciudad de Buenos Aires.

Más allá de la excusa («defender la autonomía porteña de los embates del Gobierno nacional), el líder del PRO consiguió que se abriera un nuevo cisma en el ya más que golpeado centenario partido, y reforzó su idea-necesidad de ampliar la base política de su fuerza con dirigentes «foráneos».
Por si fuera poco, el jueves le dio al país una foto con alto poder de fuego político: se reunió con el gobernador cordobés José Manuel de la Sota, otro de los presidenciables, que decidió enfrentarse abiertamente al gobierno nacional por el tema de la coparticipación.

Más allá de que una alianza entre Macri y De la Sota suena, hoy por hoy, casi una utopía, no deja de ser una fuerte señal política: se puede dialogar sin confrontación más allá del color partidario, algo que la oposición toda señalacomo una de las principales carencias del Gobierno nacional.

Y si el tema de la re reelección aparece como un globo de ensayo sin sustento oficial (por ahora), algo similar ocurrió en el macrismo esta semana, con la posibilidad de que el propio Macri sea candidato a diputado el año próximo, para «frenar» los intentos reeleccionistas del kirchnerismo.

Más allá de las desmentidas, la idea no suena descabellada en términos político-electorales. A la carencia en el PRO de figuras atractivas, se suma la enorme dispersión que existe en el resto de la oposición, con cierta excepción en la estructura que intenta conformar Hermes Binner en torno al Frente Amplio Progresista.
Un Macri candidato en 2013, pese a algún costo político por «abandonar» la jefatura de Gobierno porteño, podría traccionar los votos necesarios para evitar que otra elección arrasadora del Frente para la Victoria le dé el poder necesario en el Congreso como para impulsar por sí mismo un reforma de la Constitución.

Por ahora, sólo especulaciones. Falta casi un año para las elecciones de medio término, en las cuales el kirchnerismo buscará reforzar su poder en el Congreso que le permita acrecentar la posibilidad de una reforma constitucional, si es que se lo propone.

Enfrente, Macri y la oposición, que al unísono rechazan la posibilidad de un tercer mandato de Cristina Kirchner. Aunque, en la intimidad, son conscientes que, por ahora, no aparece una figura capaz de ejercer un liderazgo capaz de poner freno al sueño kirchnerista de los 16 años ininterrumpidos en el Gobierno.

Fuente: InfoBAE.com