QUITO (Reuters) – El presidente ecuatoriano, Rafael Correa, dijo el miércoles que el rechazo de Gran Bretaña a extraditar al ex dictador chileno Augusto Pinochet más de una década atrás significa que no tiene derecho a sermonear a otros sobre el destino del fundador de WikiLeaks, Julian Assange.
Correa otorgó asilo a Assange, quien se refugió en la embajada ecuatoriana en Londres hace más de dos meses buscando evitar la extradición a Suecia para ser interrogado sobre acusaciones de violación y abuso sexual.
El líder sudamericano afirma que comparte los temores del ex pirata informático de que podría ser enviado desde Suecia a Estados Unidos para enfrentar cargos por la publicación a través de WikiLeaks en el 2010 de miles de documentos secretos.
Fuentes oficiales de Estados Unidos y de países europeos dicen que Washington no ha presentado cargos criminales contra Assange ni ha intentado extraditarlo.
El Gobierno británico afirma que está decidido a cumplir con la obligación legal de enviar a Assange a Suecia. Pero Correa dijo que Londres creó sus propias reglas en el pasado, en particular al no extraditar a Pinochet, quien era acusado de múltiples violaciones a los derechos humanos.
«A Pinochet no se le extraditó por motivos humanitarios, cuando había decenas de europeos asesinados en manos de la dictadura de Pinochet, miles de asesinados latinoamericanos, decenas de miles de torturados», dijo el mandatario a periodistas en Quito.
Pinochet fue arrestado por la policía británica en un hospital de Londres en 1998 luego de que España pidiera su extradición por supuesta tortura y asesinatos, entre ellos de ciudadanos españoles, durante su gobierno de facto (1973-1990).
El Gobierno británico decidió en el 2000 que Pinochet, cuyo estado de salud era delicado, no podía enfrentar un juicio y lo liberó para que regresara a su país. El ex dictador falleció seis años después en Santiago, Chile, a los 91 años.