El tradicional hotel Plaza sería vendido

Es un emblema de Buenos Aires. En sus habitaciones se hospedaron personalidades como Luciano Pavarotti, el rey Juan Carlos y la reina Sofía, Edith Piaf, Walt Disney y Louis Armstrong. Ahora, el hotel Marriott Plaza estaría a la venta. Sus actuales propietarios son dos familias tradicionales, los Tornquist y los Shaw, y la cadena norteamericana está a cargo de su gerenciamiento.

Las condiciones de venta se conocerían dentro de dos semanas, aunque trascendió que los propietarios pedirían 50 millones de dólares. Sin embargo, fuentes de Pinamar SA, empresa dueña del hotel, negaron que exista un comprador y desconocieron la cifra que trascendió.

La cadena Marriott, que lo gerencia desde 1994, seguiría al frente del hotel, aunque fuentes de la empresa no desmintieron ni confirmaron la venta.

«Al hotel le va muy bien, está en una ubicación de privilegio y lo gerencia una cadena internacional que es reconocida en todo el mundo», dijeron fuentes de Marriott a LA NACION.

Como referencia, la habitación doble cuesta en promedio $ 964 pesos los fines de semana, aunque hay promociones que también incluyen comidas en el clásico restaurante El Grill, donde Pavarotti creó su propia salsa, y descuentos en locales de indumentaria.

El hotel se inauguró el 15 de julio de 1909. Fue el primero de los grandes hoteles argentinos. La idea de levantar un hotel de lujo, al estilo de los europeos, fue del empresario Ernesto Tornquist, quien le encargó la construcción al arquitecto alemán Alfred Zucker.

El hotel comenzó a armarse sobre una estructura de hierro fabricada por la empresa de Tornquist. Originalmente tenía 160 habitaciones y 16 suites y fue el primer hotel del país que contó con ascensores.

También fue el primero en ofrecer un original sistema de aire acondicionado: se colocaban barras de hielo alrededor del salón comedor y se hacía funcionar ventiladores.

El Plaza se convirtió enseguida en el lugar de encuentro de la aristocracia porteña, donde las mujeres lucían sus trajes comprados en París y los hombres se presentaban de riguroso esmoquin..

Fuente: La Nación