La esposa del depuesto líder chino Bo Xilai no rechaza el cargo de homicidio

El juicio a Gu Kailai, esposa del defenestrado líder chino Bo Xilai, acusada de asesinato, ha terminado hoy en un tribunal de Hefei, en el este de China, sin que hasta el momento se conozca el veredicto.

Además, cuatro agentes de policía han sido acusados ​​de ayudar a Kailai. Según las autoridades chinas, los cuatro jefes de la policía utilizaron su influencia para protegerla y evitar el proceso. Serán juzgados mañana, 10 de agosto en Hefei, según la agencia oficial.

En una inusual conferencia de prensa, el portavoz del Tribunal Intermedio de Hefei, Tan Yigan, ha indicado que durante la vista Gu «no mostró objeciones» a la acusación por «asesinato intencionado» del empresario británico Neil Heywood, un amigo de la familia muerto el pasado noviembre.

Durante el juicio, en que el que también estaba encausado el asistente de la familia Zhang Xiaojun, el tribunal ha mostrado las pruebas y la acusada ha confirmado su veracidad, ha indicado Tan.

En la vista, ha agregado el portavoz, se ha identificado a Gu como la autora intelectual del asesinato y a Zhang como ejecutor.

La esposa del depuesto jefe del Partido Comunista de China en la ciudad de Chongqing, Bo Xilai, mostraba «un buen estado de salud», ha indicado el portavoz: «Está claro que su actuación viola el derecho penal y tienen responsabilidades», ha señalado.

Aunque parece claro que el veredicto será de culpabilidad, las autoridades del tribunal han indicado que no se dará a conocer por el momento y habrá que esperar a un momento posterior, que no se ha identificado.

El juicio contra Gu y Zhang había comenzado a las 08.30 horas locales (00.30 GMT) en medio de una gran expectación internacional. La agencia de noticias oficial Xinhua, en un breve despacho, confirmó que Gu había comparecido a juicio por «asesinato intencionado».

A la vista a puerta cerrada, que culmina el mayor escándalo en una década en las altas esferas políticas chinas, se ha permitido el acceso de dos diplomáticos británicos.

Los analistas consideran que la condena será a muerte -el homicidio es uno de los delitos que se castiga con la pena capital en China- aunque suspendida, una figura legal que permite conmutar la sentencia de muerte por una de prisión si el reo ha mostrado buen comportamiento durante un periodo determinado.

Con ello, las autoridades buscan poner fin a lo que ha sido el mayor escándalo de los últimos tiempos en la política china, dos meses antes de que se celebre, este octubre, el Congreso del Partido Comunista de China en el que se renovará toda su cúpula, un proceso que ocurre cada diez años.

Fuente: El Mundo