La resistencia dentro del bloque oficialista al proyecto de la CGT de reparto de ganancias, el vacío de poder de los barones del conurbano en el PJ bonaerense, más los problemas al interior de la central obrera, hacen que día a día Hugo Moyano pierda poder en el centro del poder K. Las convulsionadas horas por las que pasa el dirigente gremial con más peso en la Argentina.
La convulsión política es algo que ha atravesado a lo largo de los años a la política nacional, pero desde la llegada al poder del kirchnerismo allá por el 2003, el nivel de crispación y de virulencia política ha aumentado, con grandes ataques entre los dirigentes, que en muchas ocasiones hasta parecen dar escalofríos para los que creen que la política es el arte de lo posible y hasta lo imposible.
El que no haya grises, sino que exista sólo el blanco o el negro en todas los órdenes de la vida ha llevado a un proceso de exaltación política muy grande, que termina en una división muchas veces estériles, y que poco sirve para el crecimiento de la Argentina como nación de cara al corto y mediano plazo.
Uno de los personajes que ha aumentado en forma gradual su poder desde hace cinco años, es el titular de la Confederación General del Trabajo (CGT), el camionero Hugo Moyano, lo que lo ha llevado a convertirse según las palabras del propio Jefe de Gabinete del gobierno kirchnerista, Aníbal Fernández, en la “columna vertebral” del oficialismo.
Pero los días actuales no son tan buenos como se cree para el jefe sindical, ya que muchos miembros del Frente para la Victoria le están haciendo un vacío al interior del bloque en la Cámara Baja al diputado moyanista Héctor Recalde, y critican por lo bajo y no tan bajo, el proyecto de ley que impulsa para que las empresas redistribuyan ganancias entre sus trabajadores.
Sabiendo del descrédito popular que viene teniendo la central obrera y de la caída en la consideración pública que tiene el sindicalismo, diversos sectores del oficialismo aprovechan la oportunidad para sacar a relucir sus diferencias con el camionero y lo que consideran un modo “autoritario y patoteril” de entender la política, que en nada condicen con los pedidos de la sociedad de renovación dirigencial y de prácticas políticas.
Pero las críticas que recibe Moyano en la clase política no quedan sólo en su proyecto sobre distribución de ganancias que impulsa en el Congreso, sino que continúan en temas como la dura interna que vive el Partido Justicialista en la provincia de Buenos Aires, donde el líder de la CGT ha quedado como su presidente por el accidente cerebrovascular que sufriera hace unos meses atrás el vicegobernador Alberto Balestrini, y del cual todavía continúa convaleciente.
Los jefes comunales bonaerenses, sobre todo los del conurbano, no soportan que sea Moyano el que les esté dando indicaciones sobre los pasos a seguir dentro del PJ, y es por eso que reunión tras reunión del Consejo provincial del Justicialismo, han ido vaciando de contenido dichas tertulias, como una manera de mostrarle al camionero que más allá del quien sea el conductor formal del PJ, los que tienen el poder real del partido son ellos, y por lo cual no están dispuestos a “transar” ninguna línea de acción con el sindicalista.
Conocedor del mundo peronista, luego de la muerte del ex presidente Néstor Kirchner, fue el primer dirigente que salió a manifestar públicamente que “es preciso profundizar el modelo nacional y popular que hoy encarna Cristina”, y que acompañarán en forma “incondicional” la labor de la Jefa de Estado, como una forma de demostrar alineamiento con la Casa Rosada , y encontrar mayor poder en Olivos para enfrentar a todos sus rivales internos dentro del PJ bonaerense y poder pelear con los intendentes de igual a igual lugares en las listas para el año que viene.
Al interior de la central obrera es otro de los puntos centrales que tiene como discusión la labor e Moyano, ya que el sector de los denominados “Gordos”, comienzan a aislarlo políticamente al interior del aparato sindical, sobre todo luego del distanciamiento que quiso tomar el camionero del titular de la Unión Ferroviaria , José Pedraza, luego de la muerte del militante del Partido Obrero, Mariano Ferreyra, en manos de una patota ligada a los intereses del gremio ferroviario.
De esta manera, los “Gordos” esperan volver a reencontrarse con el poder y la conducción de la CGT , que perdieron luego del total alineamiento que tuvieron a las políticas neoliberales y al menemismo durante la década del ’90, momentos en que comenzó el total descrédito popular a las figuras de los sindicalistas, ya que la mayoría de ellos dejaron de defender a los trabajadores para convertirse en empresarios.
Quienes sin duda están al frente de este cuestionamiento a la figura de Hugo Moyano, están Carlos West Ocampo (Sanidad), Armando Cavalieri (Comercio), Andrés Rodríguez (UPCN), Oscar Lezcano (Luz y Fuerza), Gerardo Martínez (Uocra) y el propio José Pedraza (Unión Ferroviaria). A partir de allí, esperan reunir un buen número de sindicalistas, con el cual hacerle frente a Moyano en una pelea por el control de la central obrera, y poder arrebatarle el poder al camionero.
Instancias complicadas y engorrosas las que se están sucediendo desde hace un tiempo a esta parte en la vida del titular de la CGT , que amenazan con desplazarlo del lugar de privilegio que viene ocupando en la escena política desde el año 2003, y que tendrá en las próximas semanas momentos claves que mostrarán cómo se desarrollará el futuro político para uno de los hombres más importantes de la política nacional de las últimas décadas.
Fuente: www.agenciacna.com