El Gurka de Cristina avanza de una forma brutal, al extremo de intentar aliarse con la Coalición Cívica para que no aprueben la renovación automática de las licencias de Bingo para el pago de Aguinaldos:
El vicegobernador Gabriel Mariotto estudia dos proyectos de la oposición en un intento por frenar la iniciativa de Daniel Scioli de extender las licencias a los bingos como un mecanismo alternativo que permita el pago del aguinaldo.
Mariotto mandó a pedir dos proyectos de ley presentados por el diputado de la Coalición Cívica, Walter Martello, y que trabaja la senadora María Isabel Gainza en la Cámara Alta.
Uno de ellos tiene que ver con la modificación de las alícuotas de los ingresos que percibe el Estado manteniendo -por una cuestión de explotación jurídica- los valores que hoy reciben las empresas, pero sin incrementarlos. El otro establece la estatización del juego en la Provincia y prohíbe concesionar la explotación a particulares.
Si bien aún no hubo diálogo entre el vice y la oposición. El interés de Mariotto por estos proyectos generó optimismo en la Coalición Cívica. “Ojalá podamos discutir los proyectos y que el oficialismo pueda hacer sus aportes”
Anteriormente habíamos adelantado esa posibilidad, y en cierta manera aún a pesar que Ottavis sea un hombre de la Cámpora y Mariotto, estaría negociado en secreto con los bingueros la renovación a cambio de una jugosa comisión.
Nuestro ya Conocido Superhéroe K, Jose “Coiman” Ottavis ,encaró un nuevo negocio que dejo a Mariotto afuera del acuerdo por el Juego.
La trama es simple , la provincia necesita dinero. Y Octtavis trata de conseguirlo obviamente con comisiones del Juego en Negro.
El mecanismo tiene el encanto de la sencillez: consiste en “ofrecer” a los bingueros cuyas concesiones vencen durante el actual mandato de Scioli, la maravilla de una extensión directa, sin engorrosas licitaciones, por los próximos 15 años. Es evidente que se trata de un doble atraco: por un lado se elude la libre competencia y por el otro, se escamotean recursos a futuras administraciones.
El 18 de Junio la noche en la Cámara de bingos de la provincia de Buenos Aires el clima era de festejo. Las veladas amenazas de estatización y los incómodos pedidos de informes al parecer ya son cosa del pasado: el indomable camporista José Ottavis terminó cediendo, dócil como un gatito bebe, a las razones de los poderosos barones del juego.
Y lo hizo en toda la línea. Es que la pelea del kirchnerismo con Daniel Scioli de estos meses tuvo su correlato inconfesable, como corresponde a la política argentina. El principal operador de Daniel Scioli en el mundo lúdico, el ex titular de Lotería bonaerense, Luis Alberto “Chiche” Peluso, había ideado un mecanismo para hacer más llevadera la vida de todos los involucrados, un artilugio capaz de seguir extrayendo recursos de la caja del juego, fuente de sus más profundas fantasías.
El mecanismo tiene el encanto de la sencillez: consiste en “ofrecer” a los bingueros cuyas concesiones vencen durante el actual mandato de Scioli, la maravilla de una extensión directa, sin engorrosas licitaciones, por los próximos 15 años. Es evidente que se trata de un doble atraco: por un lado se elude la libre competencia y por el otro, se escamotean recursos a futuras administraciones.
El atractivo para la provincia es obvio: volver a cobrar un canon, que crece en la medida que se extienden los años de concesión. Son 16 los bingos cuyo contrato vence en el actual mandato, de manera que según su nivel de facturación y la cantidad de años que opten por prorrogar la licencia, las sumas globales en juego van de los 300 a los 2000 millones, en caso que todos optaran por los 15 años. Suficiente para ayudar a pagar los aguinaldos. Y eso es apenas lo que figura por encima de la mesa, que más que mesa es un iceberg.
Es esta faena la que anoche terminó de aceptar el indómito Ottavis, quien luego de prometer escándalos y denuncias escalofriantes, logró que lo sienten a la mesa que los bingueros y el sciolismo habían tendido antes de su desembarco en la Legislatura como vicepresidente y líder –hoy averiado pero opulento- de la franquicia bonaerense de La Cámpora.
Cuando empezaron a aparecer los pedidos de informes de Ottavis sobre el “estado” del juego en la provincia –bajo la excusa del caso Boldt-, los bingueros entendieron el mensaje: un nuevo comensal pedía ser incluido en el festín. Y actuaron con el profesionalismo que los caracteriza. Dos hombres fueron centrales en el reacomodamiento.
Por otra parte la propuesta fija en 65% el mínimo de premios que abonarán las máquinas tragamonedas, modifica el esquema de ganancias de las empresas, dejando el 70% de las utilidades brutas en manos del Estado y el 30% para las salas de bingo.
Pero además, habilita el cobro de tasas por parte de los municipios y pone en manos del Estado el control del sistema de verificación de las máquinas tragamonedas.
En el texto se detallan los porcentajes que absorbe el Estado por el negocio del juego: De cada $100, diez quedan a favor del operador y la entidad de bien público, y sólo $5 quedan para el Fisco provincial, de los cuales $1 se destina a educación, $0,25 para los municipios, $0,55 para rentas generales, $1,25 para programas de empleo, $0,95 se destinan para asistir a los hipódromos y $1 para la policía.
Según el diario El Día, tras el interés del vicegobernador los legisladores de la Coalición enviaron el texto de la iniciativa al gobernador Scioli junto con una carta en la que le explican su intención de “aportar soluciones que no perjudiquen el erario público y garanticen la seguridad jurídica”.
Esta no es la primera vez que Mariotto teje acuerdos con la Coalición Cívica. En mayo, el kirchnerismo aprobó, con la ayuda de la oposición, un pedido de informes para que el Ejecutivo provincial explique los gastos en publicidad de 2011. El proyecto también había sido impulsado por Gainza.
Fuente Seprin y la Politica On Line