Pese a que tanto el maíz como el trigo también han mostrado un marcado aumento de su valor internacional, el «yuyito» sigue ganando terreno en el campo argentino. Para la próxima campaña ocuparía 20 de las 34 millones de hectáreas sembradas
El fenómeno del alza en los precios de los commodities de origen agrario no es sólo propiedad de la soja. Incluso el trigo y el maíz han mostrado crecimientos similares en cuanto al valor de comercialización en el mercado internacional. Sin embargo, el «yuyito» sigue siendo la estrella en el campo argentino, y amenaza con extender su dominio en los próximos años.
Pese a las críticas que sufrió ese grano en medio del conflicto con el campo, que apuntaba a gravar más las exportaciones del sector, el kirchnerismo no ha logrado frenar el proceso de sojización iniciado hace 10 años. Todo lo contrario.
En rigor, la soja ha pasado de ocupar 12,6 millones de hectáreas en la campaña 2002/03 a nada menos que 18,5 millones el último ciclo agrícola, más de 55% de la superficie total. Y se estima que para la próxima campaña tendrá un crecimiento del área de, al menos, 1,5 millones de hectáreas adicionales, empujada por el precio récord en los mercados a futuro de Chicago.
En cuanto al progreso de los precios, la soja también encabeza el alza, aunque no con la diferencia que supone su preponderancia a la hora de la siembra. En 2002 cotizaba US$ 200 y la semana pasada batió todos los récords para pasar a valer más de US$ 610 por tonelada en Chicago.
El trigo, en tanto, valía hace una década US$ 110 y ahora alcanza US$ 310, mientras que el maíz pasó de 90 a US$ 290.
El retroceso de los otros cereales es marcado. El trigo retrocedió de 6,3 a 4,6 millones de hectáreas en la última década, y la Bolsa de Cereales estima una nueva y fuerte caída, hasta 3,7 millones de hectáreas. Y el maíz, pese a que ha incrementado su superficie durante los gobiernos kirchneristas de 3 a 4,5 millones de hectáreas, todavía está muy lejos de la soja.
El crecimiento del área sembrada de soja trae aparejado un grave perjuicio para los suelos argentinos, según marcan los especialistas. Según el INTA, con cada barco que sale cargado con 40.000 toneladas de soja el país está exportando también 8.700 toneladas de nutrientes (minerales presentes en los suelos) que además luego no se reponen adecuadamente por los altos costos.
Fuente: Infobae