Juan Román Riquelme es uno de los hombres más influyentes del fútbol argentino en los últimos años y de manera sorpresiva, el talentoso futbolista de Boca Juniors le puso el cierre a su carrera en el club de sus amores, tras la final de la Copa Libertadores de América ante el Corinthians de Brasil. Así, el volante nuevamente volvió a dejar a todos atónitos con su confirmación al borde de las lágrimas, tal como lo hizo en su momento cuando se fue de la Selección Argentina y se autoexcluyó del Mundial Sudáfrica 2010. En este caso, ha quedado más que claro que su relación con Julio Falcioni y el presidente Daniel Angelici no era la mejor y los cortocircuitos entre las partes fueron determinantes. Pese a que tanto los hinchas con un histórico Banderazo y los dirigentes con una reunión intentaron hacer que revierta su decisión, no lo pudieron lograr y el “10” ratificó su adiós por intermedio de su representante.
Román siempre tuvo una personalidad muy particular. A lo largo de su trayectoria defendió su manera de ser y a la hora de declarar elegía mantener «códigos» y no explicar ciertos temas que consideraba que solamente eran para los integrantes de un plantel. Así, con ese estilo, se ganó admiradores y enemigos dentro del fútbol. Gente que lo defendía por su manera de declarar y personas que lo criticaban por su manera de manejarse, en especial en Boca Juniors, donde logró infinidad de títulos (son 10 en total) y donde tenía un peso casi tan importante (o mayor) que los presidentes de turno. Por algo se lo considera el ídolo máximo de la entidad de La Ribera.
A los 34 años, Román le puso fin a su paso por el «Xeneize», aduciendo que «estoy vacío, no tengo nada más para dar y acá siempre tengo que estar al 100 por ciento», algo bastante complicado en el último tiempo por las lesiones que lo acosaron. De esta manera, ahora pasará al recuerdo aquel debut en la Primera de Boca Juniors un 10 de noviembre de 1996 ante Unión, de la mano de Carlos Bilardo. El joven futbolista que llevaba la camiseta número 8 y que llegaba de las inferiores de Argentinos Juniors, fue aplaudido en su debut por toda la hinchada del club de sus amores. Dos semanas después la anotaría a Huracán en la goleada por 6 a 0 y sería ovacionado.
Ganador de una infinidad de títulos, como los Torneos locales y las Copas Libertadores o Intercontinentales, Riquelme se convirtió en exponente indiscutido del club «xeneize». Así, con el Apertura 1998 y 2000, el Clausura 1999, la Copa Libertadores 2000 y 2001, más la Intercontinental 2000; el engancha culminaba con su primera etapa en la institución de La Ribera.
Tras sus pasos por Barcelona y Villarreal, en junio de 2007 Román retornó al club de sus amores. Volvió a Boca y logró la gloria nuevamente, tras ser campeón de la Copa Libertadores en 2007, siendo la máxima figura.
Ese segundo ciclo fue breve, porque venció el préstamo y desde el «Xeneize» no lograron la extensión. Pero como su regreso al «Submarino amarillo» no fue el mejor, ya que el entrenador -Mauricio Pellegrino- decidió no tenerlo en cuenta, en 2008 retornó entonces al club de La Ribera tras arduas negociaciones, firmando un contrato desde fines de 2007 hasta 2010. En ese tiempo se consagró en el ámbito local, coronándose en el Apertura 2008, y en el internacional con la Recopa Sudamericana de ese mismo año.
Luego llegaría el momento de negociar su renovación y las cosas no serían sencillas. Es que Román pretendía extender su vínculo por cuatro años, aduciendo que estaba capacitado para jugar ese tiempo y lograr así retirarse en el «Xeneize». Sin embargo, la dirigencia no estaba del todo de acuerdo con el plazo que ponía el referente, ya que no confiaban en que su físico le rindiera tanto. Finalmente, renunció el tesorero, Daniel Angelici, que era quien se oponía a la firma del enganche y todo se solucionó de manera positiva, dándole el gusto al ídolo.
Y aunque en muchas ocasiones su rodilla le jugó una mala pasada, Riquelme logró estar cuando el equipo lo necesitó, se lo puso al hombro y continuó desplegando su magia en los diferentes campos de juego. Así fue entonces, que se coronó en el Apertura 2011 y luchó hasta el final el Clausura 2012, a la par con la Libertadores y la Copa Argentina (ambas del mismo años).
Dueño de un talento único y un liderazgo pocas veces visto, Riquelme decidió ponerle fin a su etapa en Boca con una final de Copa Libertadores y de manera sorpresiva, cansado de tantas idas y vueltas que él siempre criticó del ambiente del fútbol. Así fue que tras caer frente al Corinthians y casi al borde del llanto, el «10» anunció su alejamiento.
Sus palabras dejaron «atónito» a más de uno. Ni los hinchas, ni los dirigentes quisieron aceptar lo que habían escuchado y cada buscó su manera de hacerlo cambiar de opinión. Mientras los simpatizantes realizaron un Banderazo histórico en todo el país, la dirigencia se reunió con su representante para buscar revertir el pensamiento de Román.
Pese a los «ahogados» intentos, nada pudo lograr que el ídolo diera marcha atrás a sus palabras. Así, se va un hombre con un estilo único para el ambiente del fútbol, que ha logrado todo a nivel clubes y siempre festejó en cada lugar que mostró su talento. Aunque los dirigentes avisaron: «La voluntad de retirarse en Boca sigue en pie. El contrato tiene una clausura que dice que más allá de las idas y vueltas en la relación se retira con la camiseta de Boca”.
¿Dónde protagonizará entonces sus últimas funciones como futbolista profesional? China, Qatar, Brasil y Uruguay, entre otros, lo esperan con los brazos abiertos y suculentas propuestas económicas para darle un cierre elegante a una trayectoria digna de un «crack» mundial. Aunque podrían no ser esos sus destinos finales, sino una breve interrumpción para luego retornar por cuarta vez a su eterno amor.
Fuente: Infobae