Bill Clinton y George W. Bush son dos ex presidentes estadounidenses muy populares en la India. Si Clinton rompió el hielo de la guerra fría entre ambas naciones en 2000, Bush ofreció al país asiático un acuerdo nuclear civil seis años después.
Cuando Barack Obama llegó a Bombay el pasado sábado con una agenda económica, su visita parecía carecer del contenido simbólico o político de las giras de sus predecesores. Sin embargo, Obama sorprendió ayer cuando apoyó ante el Parlamento indio una reforma del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en la que la India ocupe un puesto como miembro permanente. Habrá que saber qué piensa China de todo esto.
Si bien es un gesto diplomático sin consecuencias inmediatas, el anuncio muestra el acercamiento definitivo de las dos mayores democracias del mundo, lo que el presidente estadounidense ha definido como «una alianza indispensable para el siglo XXI».
«En los próximos años espero una reforma del Consejo de Seguridad que incluya a la India como miembro permanente», afirmó Obama entre aplausos de los miembros de las dos Cámaras que forman el Parlamento de la India. Pero «el aumento de poder conlleva el aumento de la responsabilidad», matizó el mandatario en referencia al papel que la India podría jugar para contener el programa nuclear iraní y acelerar reformas democráticas en Birmania.
El viaje más largo de Obama
Un asiento permanente en una reformada ONU es una antigua aspiración india. Al igual que el relajamiento de las normas para la exportación de alta tecnología de uso dual —civil y militar— o la exclusión de las agencias indias espacial y de defensa de la lista negra estadounidense. Obama concedió a la India casi todas sus reclamaciones, aunque sus alusiones a Pakistán no fueran tan airadas como hubiese gustado en el gigante indio.
Y es que en esta «nueva alianza del siglo XXI», Estados Unidos necesita a la India tanto como la India a Estados Unidos. «Tanto como ha cambiado la India, ha cambiado nuestra relación», afirmó Obama. Si hace cuarenta años, Nixon hacía esperar a la primera ministra india Indira Gandhi cuando viajaba a Washington en busca de donaciones de cereal, hoy Estados Unidos necesita el enorme mercado indio de 1.200 millones de personas.
Por ello el viaje de tres días de Obama en la India —el más largo desde que ocupa la Casa Blanca— se ha centrado principalmente en el comercio. «El presidente era el jefe de ventas de EE.UU.», afirmó Harold McGraw, presidente de McGraw-Hill, tras el anuncio el sábado de acuerdos comerciales por valor de más de 7.000 millones de euros. Si estos acuerdos crearán 50.000 puestos de trabajo en suelo americano, la Confederación de la Industria India considera que en la próxima década se crearán más de 700.000 puestos de trabajo en EE.UU. gracias a la India.
Pero no es suficiente, EE.UU. exporta a la India menos que a Holanda, un país con la población de Bombay. Las compañías estadounidenses esperan que la India abra aún más su mercado, especialmente en la venta al por menor, agricultura e infraestructuras. La cadena de supermercados Walmart no ve el momento de inaugurar centros en la India.
Fuente: ABC