Renunció el vice de Aerolíneas


Gustavo Marconato abandonó la vicepresidencia de la compañía aérea, donde había llegado en febrero por un decreto de la presidenta. Pero en este semestre nunca fue designado por Mariano Recalde. El martes le presentó su dimisión a Carlos Zannini.
En medio de la pelea por la sucesión con Daniel Scioli, Cristina Kirchner sufrió un duro cimbronazo: Gustavo Marconato renunció a la vicepresidencia de Aerolíneas Argentinas, donde llegó por un decreto de la propia presidenta pero nunca fue confirmado por Mariano Recalde, presidente de la compañía y referente de La Cámpora.

Esa demora alteró a Marconato, oriundo de la localidad santafesina de Las Parejas. Como diputado mantuvo una relación cercana con Néstor Kirchner a partir de la amistad que unió por décadas a su padre con el ex presidente.

Fue esa relación la que lo convirtió en presidente de la Comisión de Presupuesto y lo tuvo como habitué de los picados de fútbol que Kirchner protagonizaba los viernes en la quinta de Olivos.

Cristina lo siguió considerando un aliado incondicional y por eso en enero le ofreció aterrizar en Aerolíneas como segundo de Mariano Recalde.
Con el decreto 264, en febrero lo nombró como vicepresidente, pero como Aerolíneas es todavía en los papeles una empresa con participación estatal debía ser ratificado por el directorio.

Recalde nunca llamó a la reunión del directorio para confirmar esa designación y Marconato, tras varios cruces por esa demora, el martes le presentó su renuncia a Carlos Zannini, su padrino político en el Gabinete.

Equilibrista, el secretario Legal y Técnico venía conteniendo al santafesino pero esta vez no pudo frenar su ira. Recibió, en compensación, el agradecimiento a la presidenta del ex diputado por haber confiado en él para esa misión.

Pero su renuncia no hizo más que demostrar cuanto se le pueden ir de las manos a la presidenta los funcionarios de La Cámpora, la agrupación apadrinada por su hijo Máximo. Sobre todo porque esta vez se llevaron puesto a quien fuera un protegido de Néstor Kirchner.

La gestión de Recalde quedó en el ojo de la tormenta. Consolidó un déficit de 2 millones de dólares diarios y se enfrentó a todos los gremios, a quienes no atiende hace años.

Por si fuera poco, le puso la rúbrica a polémicas compras de aviones investigadas por la justicia y no logró que le aprobaran los balances de su gestión.

Marconato tenía la misión de emprolijar la empresa y para lograrlo inició un diálogo con los gremios que enfureció a Recalde.

El abogado suspendió varias reuniones de directorio para impedir su designación.

Dejó a las claras que ese era su objetivo cuando intentó aprobar por unanimidad los balances en una reunión que también tratara su designación. Cuando los gremios le aclararon que no estaban dispuestos a lo primero suspendió la reunión. Y no volvió a convocar otra.
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