Las bajas temperaturas llevan a los porteños a tentarse con chocolates, caramelos y alfajores. En julio se vende el 20% de la producción de todo el año. La clave del éxito: los precios son accesibles a todos los bolsillos.
Una dulce tentación a la que pocos se resisten. Con sus atractivos colores, gustos y diseños, las golosinas atraen a chicos y grandes que dejan deleitar sus paladares. La semana de la dulzura, que se celebra hasta el sábado, es un invento argentino y una excusa más para acelerar el consumo de la infinita variedad de golosinas. Y julio es el mes récord: según datos de la consultora Claves, las bajas temperaturas ayudan al aumento en la venta de chocolates, chupetines, bocaditos, chicles y alfajores. Las estadísticas son elocuentes: para esta época del año, en la que hay que sumar más calorías al cuerpo por los intensos fríos, se registra el 18% de las ventas anuales y casi el 12% del total de golosinas producidas por año. Por esa razón es que desde hace más de 15 años, se lleva adelante en nuestro país -los argentinos se ubican entre los más golosos del mundo- la denominada “Semana de la dulzura”, un evento promocional anual en el que se invita a los consumidores a canjear “un beso por una golosina”.
Desde la Asociación de Distribuidores de Golosinas y Afines (ADGYA), aseguran que en el rubro no le temen a la crisis. Ricardo Lorenzo, gerente de la entidad, explica que “el consumo de golosinas durante este año sigue teniendo un ligero crecimiento”. En ese sentido, la venta de alfajores por ejemplo creció un 10% en Capital Federal. Y la “Semana de la Dulzura” es un imán que ayuda a incrementar las ventas de golosinas, sin ninguna duda. “Aumenta no menos de un 15%. Esto es un estimado general, no se comporta igual en todas las categorías. Y además coincide con que julio es el mes pico de venta de golosinas. Es un impulso que crece durante esta semana pero se extiende todo el mes. Hay un residual para las semanas posteriores”, puntualiza Lorenzo.
¿Cómo se explica tanta expectativa y repercusión generada en ámbitos tan diversos? Una sencilla razón es la fórmula del éxito: las golosinas son accesibles a todos y esta efeméride despierta gestos de amor, cariño, compañerismo, dulzura, buena onda, positivismo, amistad y hasta picardía.
Desde ADGYA revelan que la diversidad y segmentación de la oferta, hacen que el mercado de las golosinas en los kioscos sea un éxito. Dentro de la categoría de chocolates, los alfajores constituyeron el 40% del total en consumo, y aseguran que es la golosina que más creció en los últimos años: el consumo per cápita se estima que alcanza casi ¡un kilo! de alfajores por habitante por año.
Los consumidores argentinos gastan alrededor de cinco pesos cada vez que realizan una compra de golosinas. En cuanto a la segmentación de la oferta, después de los chocolates, el 79% corresponde a caramelos, mientras que el 13% a chicles y el 6% a turrones.
Fuente: La Razón