Cayetana nació hace un mes en Nueva Delhi, pero no es india . Tampoco española, como su padre. Ni argentina, como su madre. Los tres países, por diferentes razones, se niegan a inscribir a la beba , que nació fruto de un alquiler de vientre.
«Cuando firmamos el contrato, no decía nada acerca de la nacionalidad de Cayetana, pero no creíamos que iba a ser un inconveniente, no le veíamos ningún escollo», dijo ayer a LA NACION la madre, Elsa Saint Girons, en comunicación telefónica desde Nueva Delhi. Eran las 3 de la madrugada en la capital india y Elsa seguía despierta, respondiendo consultas y atenta a la página de Facebook que armó para pedir ayuda. Desde que Cayetana salió de la clínica, los tres viven en un departamento en la ciudad, aunque no pueden salir con ella del país porque no tiene papeles.
Como en la Argentina, en la India no existe una ley que regule la subrogación de vientres. Este procedimiento se realiza por un acuerdo privado entre partes. Desde que Cayetana salió de la clínica, los tres viven en un departamento en la ciudad, aunque no podrían salir con ella del país, ya que no tiene papeles.
«Ni siquiera puedo sacar a Cayetana a pasear, porque en la calle hace 42 grados -contó la madre-. Ella tiene los ojos muy claros y le hace mal el sol.» Elsa, que es de Santa Fe, contó que desde que están en la India logró obtener un permiso en el banco en el que trabaja como abogada. Su marido, Juan Antonio González, es consultor y pudo continuar con la mayoría de sus trabajos desde allí.
La pareja vive en Madrid, adonde pretendían volver después del parto. «La mamá de Juan nos llama todos los días para ver cuándo le vamos a llevar a su nietita», dijo Elsa.
Todo empezó cuando Juan y Elsa se pusieron en contacto con el doctor Anoop Gupta, dueño de la clínica y centro de fertilidad Delhi IVF. «Lo hicimos en India por seguridad y porque teníamos buenas referencias; hablamos con gente de Madrid que lo había hecho y les había ido bien», contó la mujer.
En mayo del año pasado ambos viajaron a la capital india para comenzar el proceso de alquiler de vientre. Firmaron un contrato y volvieron a Madrid, desde donde se mantenían informados acerca de la evolución del embarazo.
A principios de mayo regresaron a Nueva Delhi y el 16 nació Cayetana Elsa González Saint Girons, en la clínica Fortis de Femme.
La clínica elaboró una partida en la que figuraba Juan como padre y Elsa como madre. Según explicó ella, lo hicieron así «de acuerdo con las leyes indias, que indican que la madre es la esposa del padre».
Con la partida de nacimiento -que lleva una apostilla de La Haya, lo cual valida el documento pero no su contenido-, el padre de Cayetana se dirigió a inscribir a la niña como india. La inscripción le fue denegada porque los padres no tienen esa nacionalidad.
Dada la situación, decidieron recurrir a las embajadas de sus países de origen. «Creíamos que la íbamos a poder anotar en España y en la Argentina sin problemas», dijo Elsa.
En la embajada argentina presentaron la partida de nacimiento de la beba y mencionaron la existencia del contrato de maternidad subrogada, es decir, de alquiler de vientre. «Como la partida no tenía ninguna anotación que hablara del contrato, la cónsul Eugenia Vijande me dijo que había que consultar con cancillería», contó la madre.
La respuesta fue que debían presentar un certificado firmado por el médico que dijera que Elsa era la madre de vientre de Cayetana. «Es imposible», afirmó.
No tuvieron suerte tampoco en la embajada de España. «Nos atendió la cónsul Paloma Serra y nos dijo que la partida con mi nombre estaba falseada. Nos pidieron que modificáramos la partida para que la señora que nos cedió el vientre figurara como madre de Cayetana.» Según las averiguaciones de Elsa con abogados de Nueva Delhi, el trámite podría llevar unos tres años en resolverse.
Elsa y Juan se encuentran a la espera de la respuesta de ambas embajadas, luego de que ella presentó en cada una un escrito que solicita la inscripción de la beba. En los documentos presentados, Elsa hace referencia a tratados internacionales y a las normas de España y la Argentina. «Mientras tanto mi hija no tiene nacionalidad, para mí es discriminación y avasallamiento de sus derechos», afirmó.
Campaña
Hace unos días, Elsa armó la página de Facebook «No sin mi hijita», a través de la que busca ayuda y difusión. «No tenemos respuesta de nadie, y no nos vamos a ir sin Cayetana», aseguró.
La decisión de alquilar un vientre llegó después de muchos años de buscar la manera de tener un hijo. La pareja se casó hace 9 años y recurrió sin éxito a varios tratamientos de fertilización. Elsa, que ahora tiene 50 años, incluso perdió un embarazo, fruto de un procedimiento que se realizó en Rosario, donde todavía vivían sus padres.
Luego de ese incidente, habían acordado abandonar la búsqueda, hasta que el padre de Elsa les mencionó que un médico indio -luego sabrían que se trataba del doctor Gupta- había logrado que muchas parejas consiguieran ser padres.
La falta de una ley que regule el alquiler de vientres, una práctica relativamente nueva, en la mayoría de los países del mundo provoca este tipo de situaciones dramáticas..
Fuente: La Nación