Lanús se quedó dormido

Olimpo jugaba para cumplir (ya descendió en la fecha pasada), pero nunca, jamás, se dio por cumplido. Y cumplió. Fue gracias al revulsivo de Andrés Franzoia, quien hizo todos los deberes, que el local le empató un partido increíble a Lanús, que armó el bolsito en el primer tiempo, creyendo que la historia ya estaba más que finiquitada. Grave error. Otra jaqueca para Schurrer, que en todo el torneo y la Copa no le encontró la vuelta a un equipo con super población de talentos.

Desde el vamos, la estadía de Olimpo en Primera División parecía seguir siendo un suplicio, un vía crucis interminable. Tanto era así que ayer, a los 120 segundos, cuando muchos de sus hinchas aún ni habían pisoteado el pavimento de las tribunas, ya tenía un (dudoso) penal en contra: el arquero Ibáñez se la había quitado con los pies a Romero, quien exageró la caída en el área. Y Regueiro lo cambió por gol. Pero quedó la polémica. No fue el único fallo en contra del local. Dos minutos después, Franzoia convirtió un gol salió gritándolo, pero Pompei lo anuló mal por offside de Bareiro- estaba más de un metro habilitado-, a instancias del juez de línea.

Así y todo, el local manejó bien la pelota, la tuvo más, y la distribuyó mejor, aunque sólo llegó con algunos disparos de media distancia de Rolle ya que Lanús se abroquelaba en el fondo. No fue ese el único mérito de la visita. En base al orden, y a la solidez que le aportaron Pizarro y Fritzler, sus dos volantes de contención, Mario Regueiro tuvo tiempo y espacio para vestirse de héroe: puso el 2-0, tras una asistencia quirúrgica de Pizarro. Regueiro fue Super Mario.

En ese primera etapa, en realidad, no abundaron las situaciones de gol. Lanús fue efectivo, tuvo la pegada de un noqueador: pocas llegadas pero contundentes. Apenas si se contabilizó, al margen de los goles, un tiro libre pintoresco de Valeri, que Ibáñez descolgó del ángulo superior derecho.

En el complemento, sin embargo, Olimpo reaccionó. Sin haber jugado para los dioses, arremetió con enjundia el arco rival y tuvo más de siete chances netas de gol. Así, logró lo que antes parecía impensado: el empate. Descontó con un cabezazo de Franzoia (la pelota le pasa por debajo del cuerpo a Marchesín), luego de un corner. E igualó gracias al botín zurdo de Pérez Guedes. Ahí tuvo algo de fortuna porque la pelota le cayó servida al volante después de un disparo inicial de Bareiro que se estrelló en un poste. Olimpo creció. Rolle y Franzoia formaron una sociedad inquebrantable. Y Lanús cedió mucho terreno porque su defensa se volvió más que indefensa.

Lo que vino después, en los minutos finales, fue acción pura. Olimpo fue y fue. Y casi lo ganó, en los pies de Franzoia y Bareiro. Y Lanús, que estaba desconcertado, también avisó con Regueiro. Fue empate. Un tiempo para cada uno. Un punto para cada uno. Un lamento continuo para los dos.

Fuente: Clarín