En la segunda vuelta de las elecciones legislativas de Brasil, con el 56% de los votos, más de 55 millones, Dilma Rousseff se convirtió en la primera mujer que preside este país.
Bajo la atenta mirada de su predecesor, Lula da Silva, que la ha encumbrado hasta lo más alto en política, Rousseff ha hecho historia no sólo en su país, sino también en toda América, donde se ha convertido en la duodécima mujer que ostenta un cargo de esta relevancia en la zona.
Con esto sigue de cerca resultados similares como el de Costa Rica, en donde en febrero de este año se eligió a Laura Chinchilla; al igual que en Argentina, país presidido por Cristina Fernández de Kirchner y de Chile, que tiene como ex mandataria a Michelle Bachelet.
Pocos, excepto Lula da Silva, pensaron en Dilma Rousseff como candidata a sustituir al hombre que, después de ocho años de gobierno, seguía atesorando en su partida cerca del 83% del apoyo popular.
A sus 62 años, Rousseff recoge un testigo que no le será nada fácil de manejar, teniendo en cuenta que tiene que formalizar pactos con el resto de formaciones políticas. Sin embargo, el hecho de alcanzar la presidencia la primera vez que se presentaba como candidata, es un dato a tener en cuenta: el apoyo popular con el que accede al poder es grande.
A la cabeza
La última mujer en abandonar el poder como presidenta fue la chilena, Michelle Bachelet (2006-2010), que en la actualidad preside la Fundación Dialoga, que ella misma creó, además de ser la responsable de ONU Mujer.
La ex presidenta se encontraba especialmente satisfecha y feliz cuando hace unos meses en una encuesta llamada «Los chilenos del bicentenario», el 43% de los ciudadanos la consideraba como la mejor gobernante que ha tenido la nación.
La política socialista admitió que ese apoyo popular significaba «un tremendo compromiso» y mucha responsabilidad con los suyos, «con la patria y con la gente».
En América antes de Bachelet hubo siete mujeres presidentas: la argentina María Estela Martínez de Perón, la boliviana Lidia Gueiler, la nicaragüense Violeta Chamorro, la guayanesa Janet Rosemberg, la ecuatoriana Rosalía Arteaga, la panameña Mireya Moscoso y la haitiana Ertha Pascal-Trouillot.
Actualmente en el continente americano tres mujeres están al frente de los gobiernos de sus respectivos países, a las que se sumará Rousseff a partir del primero de enero próximo. Se trata de la primera ministra de Trinidad y Tobago, Kamla Persad-Bissessar y de las presidentas Cristina Fernández y Laura Chinchilla.
Chinchilla se incorporó a la Presidencia de Costa Rica precisamente en el año en el que el país celebra el aniversario 60 del voto femenino.
Por su parte, Cristina Fernández fue designada por la revista Forbes como la mujer más poderosa en el ámbito hispano en 2008, después de que sucedió en el cargo a su marido, el ex presidente recientemente fallecido Néstor Kirchner, en diciembre de 2007.
Otro de los grandes países que podría ver a una mujer en la presidencia es México, en donde en el 2012 se celebran las elecciones. Una fecha que tiene muy presente la presidenta del Partido Revolucionario Institucional, Beatriz Paredes, quien no descarta asumir la candidatura de su partido en esos comicios.
Aunque Paredes ha reconocido que ese no es su propósito principal, pues su objetivo «es fortalecer» a su partido para que en ese momento la victoria los acompañe, afirma que en ese momento se elegirá a «quien esté en las mejores condiciones de competencia». La presidenta del PRI considera que lo importante es que, gobierne quien gobierne, todos los partidos incluyan en su programa «compromisos en favor de las mujeres».
Fuente: larepublica.com.co