La ONG presentó su informe sobre la situación de los derechos humanos durante un 2011 marcado por la Primavera Árabe. Pidió un nuevo tratado sobre el comercio de armas.
En su informe anual sobre la situación de los derechos humanos en el mundo -el 50° que publica- la organización destacó «el valor» de quienes protestaron en el último «turbulento» año, en alusión a los levantamientos de la llamada «Primavera Árabe», pero advirtió que «cada vez parece más evidente que se están desperdiciando las oportunidades para el cambio que crearon los manifestantes» por la falta de apoyo de los gobiernos.
El Informe 2012 de Amnistía Internacional documenta el estado de los derechos humanos en 155 países y territorios durante 2011, el año en que la organización celebró su 50° aniversario.
La ONG sostuvo que en Oriente Medio y el norte de África, «las quejas y reivindicaciones acumuladas por las nuevas generaciones estallaron en las calles y provocaron la caída o pusieron en peligro la supervivencia de regímenes autocráticos que llevaban decenios gobernando con mano de hierro y hasta entonces parecían invencibles», lo que alentó a personas de otras zonas de África a «arriesgarse a sufrir represalias protestando contra su desesperada situación social y económica y expresando su deseo de gozar de libertades políticas».
En América, el informe destaca que la exigencia de derechos humanos también se hizo oír «en las calles, en los tribunales nacionales y en el sistema de justicia interamericano». «Cobraron fuerza las peticiones de justicia formuladas por personas, organizaciones de la sociedad civil y pueblos indígenas, y a menudo provocaron abiertos enfrentamientos entre personas y poderosos intereses económicos y políticos», explicaron.
El informe llama la atención sobre «el fracaso endémico del liderazgo local e internacional» en la protección de los derechos humanos. «Muestra que la reacción de la comunidad internacional ante las crisis de derechos humanos a menudo se caracterizó por el temor, la prevaricación, el oportunismo y la hipocresía», denunciaron.
«El fracaso del liderazgo se ha convertido en una cuestión global durante el último año, en el que los políticos han respondido a las protestas con brutalidad o indiferencia. Los gobiernos deben demostrar un liderazgo legítimo y rechazar la injusticia protegiendo a quienes no tienen poder y poniendo límites a los poderosos. Ya es hora de anteponer las personas a las empresas y los derechos a los beneficios», dijo Salil Shetty, secretario general de Amnistía Internacional, y agregó: «El lenguaje de los derechos humanos se habla cuando sirve a intereses políticos o empresariales, pero se deja de lado cuando resulta incómodo o estorba para lograr beneficios».
AI también criticó «el fracaso del liderazgo del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas», al que consideró «desfasado y cada vez menos adecuado para su función». La organización sostuvo que, por su actuación en casos como el de Siria, «uno de los principales compradores de armas a Rusia», el Consejo de Seguridad «pareciera incapaz de llevar a cabo su función de guardián de la paz mundial. Las superpotencias emergentes de Brasil, India y Sudáfrica han sido en demasiadas ocasiones cómplices con su silencio». Para el caso sirio, exigió que sea investigado por la Corte Penal Internacional y reclamó que se apruebe un tratado sobre el comercio de armas «sólido».
La conferencia de la ONU que se celebrará en julio para acordar un tratado sobre comercio de armas «será una prueba de fuego para ver si los políticos son capaces de poner los derechos por encima de los propios intereses y los beneficios».
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