Los bancos chinos en América latina

Los chinos se están convirtiendo rápidamente en la principal fuente de crédito soberano para un conjunto de países latinoamericanos, fundamentalmente aquellos con dificultades de acceso a los mercados globales de capitales.
¿El financiamiento de China es la alternativa para la Argentina a la menor inversión extranjera occidental? El Dragón Asiático parece más dispuesto a tomar los riesgos que sus contrapartes occidentales. Esto puede presentarse como una oportunidad para la Argentina, pero también trae nuevos desafíos y problemas. Los chinos se están convirtiendo rápidamente en la principal fuente de crédito soberano para un conjunto de países latinoamericanos, fundamentalmente aquellos con dificultades de acceso a los mercados globales de capitales. En una investigación que publicamos recientemente, titulada “Los nuevos bancos en la ciudad: el financiamiento chino en América latina”, estimamos que, entre 2005 y 2011, la banca pública china habilitó líneas de crédito por más de 75 mil millones para los gobiernos de la región. Solamente en 2010 comprometieron disponibilidades por 37 mil millones de dólares, más que el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y el Banco de Importación-Exportación de Estados Unidos combinados.

Dos bancos chinos de desarrollo –el Banco Chino de Desarrollo y el Banco Chino de Importación-Exportación– representan la gran mayoría de esos préstamos. El grueso del financiamiento está destinado a la Argentina, Brasil y Venezuela para proyectos de minería, energía, commodities e infraestructura. Estas líneas de financiamiento no son acuerdos de buenos amigos. Los bancos chinos cobran las tasas de mercado y, a veces, más. De hecho, encontramos que el Banco Chino de Desarrollo (BCD) cobra tasas más elevadas que sus contrapartes occidentales en el Banco Mundial, el BID y el Banco de Importación-Exportación de Estados Unidos. Es por eso que la profesora norteamericana Deborah Brautigam se refiere al BCD como el “banco de desarrollo que no da ayudas”.
Por Kevin P. Gallagher/mdzol.com