El juez federal Ariel Lijo unificó las dos causas que involucran a Boudou. El magistrado federal decidió unificar los expedientes por enriquecimiento ilícito e irregularidades en el levantamiento de la quiebra de la ex Ciccone. Además, apartó al fiscal del caso Carlos Rívolo. Quedaron ambas investigaciones en manos de Jorge Di Lello.
Por Victor Pinto
El juez federal Ariel Lijo resolvió hoy unificar las causas que involucran al vicepresidente de la Nación, Amado Boudou, por enriquecimiento ilícito e irregularidades en el levantamiento de la quiebra de la imprenta de papeles de seguridad Ciccone, que tiene a cargo la emisión de los billetes de $ 100.
En la misma resolución, el magistrado ordenó profundizar la investigación del patrimonio de los imputados en ambas causas, al declarar la conexidad de las investigaciones. Confirmó la validez del allanamiento que se realizó en un departamento, propiedad de Boudou, en Puerto Madero. Fuentes judiciales confirmaron que el fiscal Jorge Di Lello continuará a cargo de ambas investigaciones y que la recusación planteada por uno de los imputados contra el fiscal Carlos Rívolo quedó «abstracta».
De esta forma, Rívolo, quien había sido recusado por el abogado Diego Pirota, que representa a José María Núñez Carmona, amigo del vicepresidente , quedó fuera de la investigación por violación del secreto de sumario al difundir detalles del allanamiento que, el entonces juez del caso, Daniel Rafecas, ordenó en el departamento de Puerto Madero.
El 5 de marzo, Vandenbroele había publicado una solicitada en El Cronista donde afirmaba que eran falsas las informaciones que lo mencionaban como testaferro del Sr. Vicepresidente de la Nación. Dijo no conocer y que no tenía relación comercial alguna con Amado Boudou, quien dos días después, en todas sus apariciones mediáticas, afirmaba que no conocía al director de la ex Ciccone Calcográfica, Alejandro Vandenbroele, Sin embargo, más allá de esas declaraciones hay cada vez más evidencias judiciales sobre los vínculos entre Boudou y Vandenbroele. Ha trascendido que The Old Fund, la sociedad que controla la ex Ciccone, de la que Vandenbroele es director, le pagó dos viajes al exterior a Juan Bautista Boudou, hermano del vice, y también a su socio, José María Núñez Carmona.
Las conexiones entre Boudou y Vandenbroele son muchas más: la ex esposa de Vandenbroele, Laura Muñoz, contó que su ex marido, sus suegros y toda su familia política hablaron siempre sobre la relación de años que existía entre los Vandenbroele, Boudou y Núñez Carmona. Según ella, Vandenbroele le admitió que hacía negocios ilícitos que terminaban en el vicepresidente. En la Justicia consta que Vandenbroele pagó el servicio de cable y expensas de un departamento que Boudou tiene en el complejo River View, de Puerto Madero.
El fiscal federal Jorge Di Lello ya solicitó que se investigue por enriquecimiento ilícito al vicepresidente Amado Boudou y a un grupo de allegados. Entre ellos se encuentra su pareja Agustina Kämpfer, periodista y propietaria de la revista Minga, cuya publicación es gratuita y tiene 70 páginas donde se combina el rock y la política, al igual que la personalidad de su novio; los otros nombres importantes son su socio y amigo personal José María Núñez Carmona, y el actual presidente de la nueva Ciccone Calcográfica, Alejandro Vandenbroele, denunciado como «testaferro» del segundo de la Presidente Cristina Fernández.
Mas allá de las cuestiones y enfrentamientos que tiene el oficialismo con los medios hegemónicos, la realidad es que el vicepresidente está involucrado en dos casos que no le hacen bien a la imagen del modelo K. La olla se destapó a menos de un año de gestión, ésto genera una pérdida de credibilidad y el debilitamiento de la imagen pública que provoca divisiones dentro del Frente para la Victoria, donde cada vez están más enfrentados.