Los kirchneristas tendrían un verdadero ejército de colaboradores contratados, muchos de bajo nivel pero que molestan demasiado a quienes no piensan como ellos
Una imagen representativa de lo relatado en la presente nota, obtenida de Internet …
Muy parecido a como se opera en los Gobiernos de Rusia, Cuba, China o Venezuela, el de la Argentina practicaría rigurosos seguimientos a cualquier persona que desde su función pueda dejar en evidencia las mentiras del régimen o algo peor, presentar pruebas de corrupción o de su ligazón ideológica con otras naciones de total y abierto desenvolvimiento anti-democrático.
Comportamiento que no se produce en países donde las instituciones funcionan adecuadamente, y los controles impuestos por el sistema democrático, precisamente, actúan con independencia de quienes conduzcan el Poder Ejecutivo.
En el ambiente periodístico se conoce desde antaño la información que reveló LANATA días atrás, lo que no desmerece de ningún modo la investigación por él realizada, ya que dejó al descubierto un mecanismo de “tuiteros” falsos que se dedican a ingresar a todos los Medios posibles, a los efectos de dejar allí mensajes favorables al Gobierno.
Según cuentan allegados a la SI (Ex SIDE), estarían operando en distintos lugares de la ciudad, una cifra considerable de personas, la mayoría de ellos jóvenes y varones, que son expertos en el manejo de la informática, aunque sin filiación política aparente, sólo empleados del sistema y por lo cual, se dice, cobran suculentos sueldos.
En otro escalón algo más profesionalizado, funcionan los que se dedicarían al seguimiento directo de las personas que son potenciales adversarios del Gobierno, los que se encuentran desde el Congreso Nacional, hasta la Justicia, pasando por el Periodismo, el mundo empresarial, grupos de Profesionales, etcétera. Esta versión suele ser graficada por quienes la sostienen, con ejemplos concretos de singulares persecuciones, molestias en páginas web y probablemente, agregan, espionaje sobre correos electrónicos y llamadas telefónicas.
Es decir, lo que normalmente hoy podría suceder en Cuba, Rusia, China, Corea del Norte o Venezuela, o en cualquier país que no sea democrático, y que tenga organizado un sometimiento total a los órganos de controles republicanos, como ha sucedido en la Argentina.
El Poder Legislativo cuenta con Comisiones, dentro de sus dos Cámaras, de control y estudio de este tipo de actitudes, pero sin embargo los opositores son literalmente “pasados” por encima por la prepotencia de los oficialistas, en cada reunión en la que alguien insinúa tratar estos temas …
Hay antecedentes en la Argentina de este tipo de actitudes de Gobiernos que dicen ser democráticos. En épocas de CARLOS MENEM se conocían algunos pocos casos, los que hoy quedarían, al lado de lo que está sucediendo, como verdaderos juegos de bebé, por la distancia en intensidad y utilización ahora de los más modernos recursos tecnológicos, que no son pocos ni deficientes, ni baratos.
Una situación sobre la que los argentinos deberán reunir todo tipo de pruebas, al margen de la dificultad que ello implica, porque no hay que dejar de soñar con el retorno a un país verdaderamente democrático en donde sus instituciones y en especial sus órganos de control, vuelvan a servir a la ciudadanía, y quienes tanto transgredieron las leyes reciban su merecido castigo …
Fuente: Enfoques Positivos